Se ha discutido mucho sobre la profesión más antigua del mundo. Algunos consideran que es la de cazador, otros más picarones creen que es la prostitución. Sin embargo, yo me planteo si más bien sería la de mentiroso, ya que algunos se dedican profesionalmente a ello. Lo indiscutible es que mentir es todo un arte.
Nadie sabe cuándo nació la mentira, pero todos conocemos lo difícil que es mentir por primera vez. Da miedo pensar en el qué pasará si nos pillan, qué consecuencias tendrá. Y es que la mentira es una salida de cobardes, lo mires por donde lo mires. Se suele mentir por miedo a decir la verdad. De ahí surgieron las llamadas "mentiras piadosas", que no son más que una forma de pintar de bonito algo que no lo es. No queremos decir "estás gorda" o "eso te sienta fatal". Preferimos mentir vilmente y ver una sonrisa esbozada en la cara de la persona a la que acabamos de engañar sin ningún tipo de pudor, es más, nos sentimos orgullosos de haberle ahorrado un berrinche o enfado.
Hay personas que parecen tener un don innato para la mentira. Cada palabra que sale de su boca suena a verdad por muy extraño que parezca. Como toda habilidad, puede ser empleada para el bien o el mal. No conozco a nadie que utilice la mentira para favorecer a otros, puede que esta facultad sólo sirva para el lado oscuro. Por eso asociamos la mentira con corruptos, estafadores, criminales...La peor calaña sabe cómo, cuándo y a quién mentir. Pero parece que todos olvidamos que hemos aprendido a engañar igual que ellos, pero con menos talento o con intenciones más honradas, si ello es posible.
Por todos los motivos expuestos, nos resulta extraño encontrar a gente que lleva la verdad por bandera. Están en peligro de extinción. Lo malo es que no existen asociaciones a favor de los sinceros, ni documentales sobre ellos que nos sensibilicen con su causa. Algunos optan por aislarles y tratarles como bichos raros. Y ello es así porque la verdad no está de moda. A nadie le gusta que le digan "tu trabajo es una mierda" o "tu hijo no sirve para estudiar".
Así que ándense con cuidado porque los mentirosos están al orden del día y acechan en cada esquina. Posiblemente usted sea uno de ellos. En ese caso, no me mienta suavemente, hágalo con un golpe directo y eficaz. Que su mentira sea un arte y hágame creer que esa mentira es verdad, por favor.
Yo añadiría "Miénteme inteligentemente". Las mentiras burdas insultan la inteligencia de aquél a quien se dirigen.
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