viernes, 1 de julio de 2011

Almas gemelas

Afrodita contemplaba su obra y se sentía satisfecha del amor que había conseguido crear entre las distintas parejas que paseaban alegres de la mano. Sus risas llenaban el aire y todo parecía demasiado perfecto para ser verdad. Pero no todos eran felices.

Hades creía enloquecer cada vez que escuchaba los absurdos suspiros de amor que parecían llegar de todas partes. Él, que jamás sería amado de verdad porque ninguna diosa querría morar en su inframundo, odiaba el amor y todo lo que éste representaba. Decidió salir a pasear y mató a todas las parejas felices que encontró a su paso. Partió sus corazones en dos para que nunca más pudiera el amor habitar en ellos.

La sangre derramada llegó hasta los pies de Afrodita, que sólo tuvo que seguir el rastro hasta descubrir la tragedia. Acudió desesperada y llorosa a Zeus para que arreglara el desastre que Hades había provocado. Él no supo qué hacer, pero prometió que lo averiguaría.

Trabajó día y noche entre las nubes de su reino, con incesantes rayos que demostraban su enfado hacia su hermano. Por fin terminó su obra y salió en busca de Afrodita, que lloraba en silencio junto a los cuerpos sin vida. Zeus le entregó una caja llena de corazones más pequeños de lo habitual y le dijo: "Es lo único que he podido hacer. De cada corazón he obtenido dos igualmente perfectos y capaces de funcionar por sí mismo, pero son incompletos. Estarán condenados toda su vida a buscar la otra parte".

Afrodita le besó con suavidad en la mejilla y esbozó una radiante sonrisa. "Gracias. Voy a colocarlos ahora mismo. Acabas de crear una nueva forma de amar". Y se marchó tarareando una canción mientras contemplaba el interior de la caja, sabiendo que acababan de nacer "las almas gemelas".

1 comentario:

  1. ¿Y si te digo que tengo un libro empezado, del que he escrito muy poco, en el que explico el origen de las almas gemelas de manera similar aunque completamente diferente?

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