jueves, 11 de noviembre de 2010

Cuando quieras bajas el telón

Parece que tiene la sonrisa dibujada en la cara. Como el que se pone un jersey o el abrigo al salir de casa. A mí lo que me interesan son sus ojos. Ver si sonríen o no. Puede que por eso haya preferido comer en la terraza, para no tener que quitarse esas gafas de sol. Y a pesar de todo, puedo intuir los ojos tristes tras el cristal. Iguales que la última vez que los vi. Tal vez piense que si se las quita sería como darse por vencida, como si yo hubiese ganado.

¿No le duele la cara de sonreír tanto? Todo el tiempo está gesticulando y moviendo las manos para dar más énfasis a sus historias. Ni si quiera ha reparado en que yo sonrío poco. No le regalo mis risas, sólo se las doy cuando se las merece. No llevo gafas que oculten las ojeras de las noches en las que no he dormido pensando en lo nuestro.

Sigue interpretando su papel sin importarle nada de lo que pase a su alrededor. Coloco mi mano encima de la mesa, mientras pienso en lo mucho que me apetece coger una de sus manos nerviosas que hacen piruetas en el aire para interpretar su absurda conversación. Y entonces lo hago, sin más. Le agarro la mano y le digo: "Yo también te he echado de menos".

1 comentario:

  1. Dicen que los ojos son las ventanas del alma. Por eso a veces rehuimos la mirada de los demás. ;)

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